La ropa confeccionada de forma tradicional es parte de una
industria que destaca por la utilización masiva de recursos. Muchos de los
cuales son mal empleados, desechados, contaminados, etc. Destacan el papel de
patrones, agua para tintes, energía para la maquinaria, combustibles para los
traslados y mucho, muchísimo más.
Todo ello va en detrimento de la huella de carbono de cada
prenda, que a su vez influye directamente en la de quien la adquiere. Para
cortar este círculo vicioso de polución ambiental y falta de sostenibilidad, es
necesario olvidarse por completo de la moda rápida y buscar otras alternativas.
Hay una moda sostenible que se diseña de tal modo que además
de no contaminar y emplear materiales reciclables y biodegradables, en su
confección no se consumen más recursos que los mínimos imprescindibles. De
hecho, hay ropa que ya ha logrado la etiqueta y certificación de "cero
desperdicio".
Teniendo en cuenta que la huella de carbono de las telas con
las que se fabrica la ropa en general, suele ser bastante alta (por la
maquinaria que se necesita para tejerlas, los teñidos o el transporte de las
mismas). Cuantos menos gases de efecto invernadero se emitan en la confección y
venta de cada una de las prendas, mejor será para el medioambiente.
Comprar localmente evita intermediarios que aumenten los
costos sin aportar nada. Además, al no necesitar traslados hasta los puntos de
venta masivos, se economiza en transporte. Y cada compra es una ayuda muy
importante, para que la comunidad prospere. Además, las prendas locales y de
producción sostenible suelen ser económicas.
A la ropa que ya tenemos podemos hacerle arreglos,
rejuvenecerla, modernizarla o darle una segunda vida, algo que también es una
de moda sostenible, especialmente cuando reciclamos prendas fabricadas con
telas ?de las de antes?, cuya durabilidad se aproxima a lo eterno. Y si vamos a
comprar ropa nueva, elijamos las que están confeccionadas con materiales con
una vida útil prolongada.
Cada vez que compramos una prenda de ropa de segunda mano,
estamos asegurándonos, de que algo que podría acabar en los vertederos está
teniendo otra oportunidad de ser útil. Y sea la prenda que sea, tenemos que
preocuparnos de cuidar nuestra ropa, reparándola, quitándole las manchas o
reciclándola.