Se llama chatarra espacial a todo objeto en órbita terrestre
que fue producido por el hombre y que se encuentra fuera de funcionamiento,
incluidos fragmentos y piezas que los componen. Por ejemplo, etapas superiores
de lanzadores, adaptadores para el transporte de varios satélites, fragmentos
generados por explosiones o colisiones, derrame de combustibles sólidos o inclusive
partículas de pintura.
Dependiendo de la altura a la que se encuentran, estos
objetos pueden retornar a la Tierra. En general cuanto más grande sea su
altura, más tiempo permanecerán en órbita terrestre.
La actividad espacial, en particular los satélites, ayudan
en muchos aspectos de la vida moderna: desde la comunicación y el acceso a
Internet, hasta los datos meteorológicos, la investigación del clima y la
navegación. Pero la cantidad de equipos en órbita generó otra preocupación: la
contaminación del espacio o basura espacial.
Según la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en
inglés), la cantidad estimada de basura que orbita la Tierra supera los 130
millones de objetos de entre 1 milímetro y 1 centímetro de tamaño.
¿Cuáles son los peligros de la basura espacial?
La basura espacial consiste en cualquier objeto fabricado
por el hombre que se envía al espacio y que ya no tiene ninguna utilidad, es
decir, que ya no es operativo. Esto incluye a los restos de las misiones
espaciales y a las piezas de los cohetes.
Aunque sean pequeños, la velocidad de movimiento de estos
objetos es suficiente para causar grandes daños. El principal peligro de la
basura espacial es el riesgo de colisión con otros vehículos en órbita, como la
Estación Espacial Internacional.
Según la ESA, la velocidad orbital relativa de los desechos
espaciales es de hasta 56.000 km/h. Esto significa que, incluso piezas de
apenas unos centímetros, pueden dañar seriamente o incluso inutilizar una nave
espacial operativa. Además, las colisiones generan más residuos y aumentan el
número de objetos que contaminan el espacio.