Se publicó en el Boletín Oficial la sanción de la Ley de
Lengua de Señas Argentina (LSA), conocida también como Ley 27.710. La misma
reconoce a la LSA como idioma viso gestual y como lengua natural y originaria
del país. En este sentido, la Ley resalta el legado histórico inmaterial como
parte de la identidad lingüística y la herencia cultural de las personas sordas
en todo el territorio. Además, garantiza la participación e inclusión plena no
solo de las personas sordas, sino de cualquiera que quiera usar dicha lengua.
"La sanción hace un reconocimiento a la lengua de la
comunidad sorda como propia, que tiene su construcción cultural en relación a
la lengua española. Ellos vienen peleando para que la LSA sea reconocida como
otra lengua que tiene sus propias características, no para ser comparada con la
lengua española, sino para ser revalorizada al mismo nivel", señala Gabriela
Capel, directora de la División de Salud y Discapacidad de la Universidad
Nacional de Quilmes, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la
UNQ.
Además, la LSA permite la identificación de las personas que
son intérpretes de señas, algo que requiere de una profesionalización
específica que no es para cualquiera que haya realizado un curso, sino que
deben gozar del reconocimiento de la propia comunidad sorda.
De hecho, existe la figura de "asesor de sordos", que es una
persona con discapacidad auditiva que garantiza que esa interpretación que está
haciendo a través de la Lengua de Señas sea realmente lo que quiere comunicar
el sordo o lo que se está llevando del español a la interpretación de la
lengua. "Esto es muy importante porque ellos necesitan a un referente de la
comunidad que garantice que la comunicación que está recibiendo la persona
sorda sea la real", destaca Capel.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en el
mundo hay 1.500 millones de personas que viven con algún tipo de disminución
auditiva. Según la Federación Mundial de Sordos, existen 70 millones de
personas sordas que usan lengua de señas como primera lengua. Si bien hay 62
países donde la lengua de señas local tiene reconocimiento oficial, en
Sudamérica solo dos países no contaban con una ley específica: Argentina y
Guyana.