En concreto, la emisión directa de luz desde las últimas horas de la tarde hasta las 12 de la noche bajó en un 20%. Un porcentaje que se elevó hasta el 40% en la banda del azul, la que emite la mayor parte de la tecnología LED desplegada. Pasada la medianoche, la bajada respecto a los mismos días de los años anteriores apenas llegó al 10%.
La diferencia entre franjas horarias y por banda del espectro lumínico da pistas de qué luces se apagaron y cuáles no.
"El alumbrado privado, como el de los hoteles o los rótulos, pero también el del tráfico protagonizaron el descenso", comenta Bustamante. El cierre de toda la actividad no esencial y el confinamiento redujo al mínimo la presencia de coches en las calles. Pero, más que la ausencia de sus faros, los vehículos dejaron de emitir partículas a la atmósfera y eso fue clave para reducir la contaminación lumínica.