Bounty Battle es una propuesta tanto arriesgada como llamativa. Los juegos de lucha siempre han tenido unos grandes y claros referentes. Es complicado superar o igualar la sensación que tiene el jugador al controlar a un Kirby que está ganando de goleada a Bayonetta en Super Smash Bros Utimate. El título que nos ocupa en esta ocasión mezcla la concepción del juego de lucha por excelencia de Nintendo con Soulcalibur, tal y como indican en su página web. Es una gran idea llevar el formato a los juegos indies que tanto auge están teniendo en los últimos años, pero a su vez es complicado evitar comparaciones injustas y no deseadas. La idea de ver enfrentarse a Owlboy con Rusty nos parece magnífica, pero si los saltos son trastabillados y los golpes imprecisos, la intención del juego de diluye notablemente.
Al iniciar el título nos encontramos con un menú principal sencillo pero funcional. Si bien en lo que ajustes se refiere podemos modificar el volumen, algunos de los indicadores que se muestran en pantalla y poco más, disponemos de un abanico variado de modos en los que podemos embarcarnos siendo un único jugador. El primero de ellos es un tutorial, sencillo pero efectivo en el que se nos introducirán las mecánicas básicas de cualquier juego de lucha intercaladas con algún que otro chascarrillo por parte de los personajes. Se trata de una introducción superficial, pero que cualquier jugador que no tenga mucha experiencia en títulos similares agradecerá.
Por otro lado, podremos desafiarnos a nosotros mismos en el modo torneo, en el cual tendremos que superar una serie de combates con cada uno de los personajes disponibles. Como recompensa, desbloquearemos permanentemente variaciones estéticas para dichos luchadores. En cuanto al modo desafío nos encontraremos con varias pantallas consecutivas en las que, como no podía ser de otra manera, tendremos que luchar hasta que solo quede uno en pie: la IA o nosotros. Por supuesto, hay un modo entrenamiento que nos puede servir para practicar combos y movimientos contra un enemigo totalmente estático. Sin embargo, cabe destacar que todavía no cuenta con un modo multijugador online, un añadido que sin duda aportaría valor y variedad al título.
Pero, como es habitual, lo verdaderamente interesante del título no se encuentra en las batallas en solitario sino en el combate local contra otro jugador. Podremos ser un máximo de cuatro contrincantes, eligiendo entre un total de treinta luchadores, cinco de ellos originales de Bounty Battle y veinticinco héroes de juegos indie como Guacamelee!, Blasphemous y Nuclear Throne entre otros. Un punto positivo es que las animaciones y los ataques de los héroes que conocemos de otros títulos son fieles a su origen, sus detalles están cuidados y deja en evidencia que se han hecho con cariño. Algunos de los escenarios en los que tendrá lugar nuestro encuentro también provienen de títulos anteriormente mencionados, y se dividen entre abiertos y cerrados en función de si podemos o no caernos por el borde de la arena.
El principal problema del título lo encontramos, por desgracia, durante los combates. Los controles no transmiten la sensación de fluidez y agilidad que son necesarios para un título de lucha. En la versión de Nintendo Switch, los frames por segundo descienden estrepitosamente, generando tirones e instantes en los que la imagen queda congelada. Esto entorpece la experiencia de juego, especialmente cuando varios jugadores y por ello mucha carga de información en pantalla. En otros modos de juego como en el de desafío, podemos notar una clara diferencia cuando solo encontramos dos luchadores en el campo de batalla.
También se añaden conceptos como los puntos Bounty y la energía para tratar de darle más profundidad al combate. Gastaremos energía utilizando ataques fuertes, mientras que acumularemos puntos Bounty por cada enemigo vencido. Estos puntos, según incrementen a lo largo de la partida, nos irán desbloqueando esbirros y ataques especiales, los cuales equilibrarán la balanza a nuestro favor. Lamentablemente, éstos no parecen tener mayor repercusión a la hora de jugar, ya que podemos limitarnos al encadenamiento clásico de ataques para generar un combo que nos permita alzarnos con la victoria. De hecho, nos hemos topado con algún enfrentamiento contra una CPU muy pasiva en el que nos hemos limitado a arrinconar al enemigo y golpearle sin dejarle posibilidad de defenderse.
En cuanto a la banda sonora, destacamos que se trata de música de ocho bits que acompañan perfectamente al espíritu del juego y a la emoción de los enfrentamientos. El apartado estético también combina a la perfección con el espíritu del título, especialmente si se tiene en cuenta que está mezclando a personajes muy variados con diseños y paletas de colores distintas. De hecho, este aspecto destaca en las arenas de combate, un total de dieciséis escenarios, todos ellos equilibrados en lo que a estética se refiere.
Fuente Meristation