El calentamiento de esta región tiene consecuencias inmediatas en los ecosistemas: modificación del hábitat, de las costumbres en la alimentación, de las interacciones de la fauna "como el simbólico oso polar", la migración de ciertas especies.
De Siberia hasta Suecia, pasando por Alaska, los incendios forestales se han convertido en un problema recurrente.
Además del riesgo para la seguridad de las personas, "el humo que producen contiene también dióxido de carbono y negro de carbón, y ambos contribuyen al cambio climático", advierte el investigador estadounidense Michael Young.
Las consecuencias también son dramáticas para los cuatro millones de personas que viven en estas latitudes, especialmente las poblaciones indígenas.