Cada 9 de noviembre se conmemora el Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre, una ocasión para recordar no solamente la primera transfusión segura y eficaz realizada en nuestro país hace 109 años por Luis Agote, médico, investigador y profesor de la Facultad de Medicina de la UBA, sino además, para promover su donación, en un país en el que se estima que 9 de cada 10 personas alguna vez va a necesitar una transfusión de sangre.
La sangre es considerada un órgano más y se puede donar hasta tres veces al año. Se utiliza para la elaboración de diversos productos a partir de sus componentes: glóbulos rojos, que se encargan de transportar el oxígeno a las distintas partes del cuerpo; plaquetas, que intervienen en la coagulación cuando una persona sangra; y plasma, la parte líquida de la sangre, que contiene sales, minerales y sustancias llamadas anticuerpos, encargados de la defensa contra las infecciones. Es por ello que donar sangre puede salvar 1 vida o incluso hasta 3 si se separa.
Edad de 18 a 65 años.
Pesar más de 53 kilos.
No padecer enfermedades que puedan ser transmitidas por sangre. Por ejemplo: Hepatitis B y C, Chagas, Sífilis, Brucelosis, HTLV, HIV, etc.
No haber tenido contacto sexual sin protección con parejas ocasionales o personas en riesgo para HIV o SIDA.
No hacer uso de drogas ilegales endovenosas.
No padecer enfermedades cardíacas, asmáticas o alergias a medicamentos.
No haber tenido cirugías, endoscopías, embarazos o abortos en el último año.
No haberse realizado tatuajes, piercing o acupuntura en el último año.
No presentar anemia.
Tener valores de tensión arterial dentro de límites adecuados.
No tener fiebre o haber estado enfermo en los últimos 7 días.
Gozar en general de un buen estado de salud.
Vacunas, medicamentos o tratamientos médicos consultar en el momento de la donación.