Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos de ansiedad están asociados a "un miedo y una preocupación excesivos", con síntomas "que son lo suficientemente graves como para provocar una angustia o una discapacidad funcional importantes".
Dentro de esta categoría se encuentran los trastornos de pánico, que se confirman cuando una persona presenta uno o más episodios de miedo intenso y repentino "ataques de pánico", junto a ansiedad persistente por la recurrencia de estos ataques o por la manera en la cual pueden repercutir en su vida cotidiana.
Algunos de los signos físicos y cognitivos que pueden identificarse en un episodio de pánico son palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, sensaciones de ahogo o asfixia, mareos, inestabilidad, sensación de desmayo, escalofríos o sensaciones de calor, miedo de perder el control y de morir.
Los ataques de pánico suelen alcanzar rápidamente un punto máximo de intensidad y luego, a los 10 o 30 minutos, disminuyen. De todos modos, la recurrencia de los mismos no necesariamente determina que la persona desarrollará un trastorno de pánico. Esto último sucede cuando el ataque se manifiesta en momentos en los cuales no hay un motivo real ante el cual se deba sentir miedo.
La combinación entre el estrés y los factores psicológicos y biológicos puede generar vulnerabilidad a los ataques de pánico. Justamente en relación al estrés, se considera que puede aumentar los niveles generales de tensión física y disminuir la confianza de la persona para afrontar la vida. De esa manera, incluso pequeños hechos cotidianos, pueden tornarse más difíciles de manejar. Además, lidiar con diversas tensiones negativas puede provocar que el mundo se perciba como un lugar amenazante o peligroso.
Con respecto a los factores psicológicos, las personas con vulnerabilidad al pánico presentan determinadas creencias o pensamientos acerca de la peligrosidad de los síntomas físicos. Así, por ejemplo, alguien puede temer que el hecho de que sienta el corazón acelerado o tenga dificultades para respirar signifique la presencia de una enfermedad o que tenga un impacto significativo y grave en su vida.